Al Este de Lima, en la periferia de nuestra ciudad, se encuentra Santa Clara. Hasta allí, para un grupo de niños y adolescentes llamado SIN FRONTERAS, llegaron los jugos de fresa, mango, maracuyá y los endulzantes de nuestros amigos de Starbucks. Qué bendición y qué sensación de servir como puente y ayuda para las familias que lo necesitan. Aquí también, como en la periferia Sur, el frío empieza a sentirse con intensidad y las enfermedades bronquiales aparecen con más frecuencia, especialmente entre menores y ancianos. ¿Algo podríamos hacer?
